El inmortal sabio griego Sócrates dijo
una vez ‘’ El hambre es la mejor salsa’’ cuando tuvo que contestar con su
sabiduría sobre que es lo que le parecía mejor en uno de sus habituales
simposiums en el que se refirió a las comidas.
Esto nos demuestra que el uso de las salsas era practicado desde la más
remota antigüedad, los griegos y romanos fueron grandes amantes de estos
jugosos guisos que se difundieron por toda Europa.
Podríamos definir a Las Salsas como
aromáticos líquidos o semi líquidos, resultantes de la mezcla mediante cocción
de varios alimentos, condimentos, o hierbas que se cuecen mediante
procedimientos de intercambio. Sirven
como enriquecedores de sabor y son muy decorativos estimulando el apetito.
Para los franceses las salsas son el
alma de un platillo y por tanto ‘’la quintaesencia de la cocina’’. El Chef Salsero después del jefe de
cocina es el de mayor rango o jerarquía debido a los conocimientos que debe
poseer para lograr dominar este difícil tema.
Los franceses han sido los dominadores de estas preparaciones. El maestro Careme padre de la cocina francesa
ya lo decía en el siglo XIX en sus escritos: ‘’ Ninguna salsa extranjera
puede compararse con las salsas de nuestra cocina moderna’’, y es
verdad. En este país se han incorporado
al repertorio de recetas básicas, mas de 200 salsas institucionalizadas en esta
larga tradición culinaria.
En otros países, si existen salsas
autóctonas, pero no en la abundancia que tiene la cocina francesa.
Las salsas en otras regiones están
incorporadas en los guisos o cocidos. La
cocina popular y regional de otros países están plagadas de platos exquisitos y
substanciosos que incorporan su salsa al guiso, el que se cuece en sus
maravillosos jugos aromáticos. Pero de
contar con salsas solas con sus recetas, formando parte del repertorio
culinario nacional, me atrevo a decir que ni España, ni Italia lo han logrado.
De los Ingleses ni que decir, tienen
pocas como lo expresó Paul Bocuse: “Mientras Inglaterra cuenta con una salsa y
decenas de regiones, Francia cuanta con trescientas salsas y una sola de
aquellas’’ Parodiando sobre la escasez anglosajona.
Las salsas en la cocina Francesa se han
convertido en elementos indispensables y característicos, normalmente son
compuestos líquidos a los que se les ha dado un grado de espesor que permite
adherirse a otros elementos perfumándolos, ayudándoles a sacar sus sabores
naturales.
La cocina latinoamericana y en especial
la Ecuatoriana, tiene sus bases y principios en una tradición hispánica
mezclada con la cocina popular, los platos conseguidos en cada región
regularmente responden a las cualidades generosas de la tierra y sus habitantes
y generalmente no necesitan de salsas por su condición, los arroces, menestras,
sudados, tapados, tamales, son un ejemplo y otros como el cebiche, el escabeche
de pescado, o encebollado se preparan inmersos en lo que sería sus propios
jugos. Hay que reconocer que la escasez
de estos deliciosos líquidos no quiere decir que no existan. Personalmente he podido disfrutar en la costa
de una salsa de maní para el pescado, deliciosa, de salsas de pepa de zambo en
el sur o la fantástica salsa de queso para las papas, que a claras muestran los
fundamentos ecuatorianos en este tema.
Las salsas son insustituibles en una
buena mesa, pueden ser ligeras y aterciopeladas, untuosas y fragantes o
cremosas y brillantes, todas ellas de la forma en que se hayan preparado,
servirán para realzar y acompañar los guisos, no para ocultar sus sabores y
defectos.
La fama mundial de la cocina francesa
indiscutiblemente se debe, en gran parte, a sus caldos y salsas que están
siempre en armonía con los géneros que acompañan. El papel que desempeñan las salsas en las
comidas es muy importante, ya sea en su aspecto nutritivo, como en el
culinario, de allí los cuidados que se deben tener en su preparación.
Una salsa mal preparada no solamente que
arruinará el platillo que acompaña, sino que será indigesta y puede terminar
incluso dañando la salud del comensal, sin hablar de su apetito y buen
humor. El secreto de la preparación de
las salsas empieza con la calidad de la materia prima por un lado y por el buen
uso de las técnicas y los medios disponibles para lograrlas.
Pueden usarse técnicas de reducción,
cociéndolas a fuego moderado o pueden usarse fondos, purés y otros elementos
aleatorios que ayuden a la trabazón o féculas de harinas o granos que se
emulsionan bajo diferentes procedimientos.
Todo esto dará como resultado esos famosos líquidos untuosos que
acompañan las comidas.
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